50 años de Acción Comunal en Colombia: Construyendo comunidad, mirando el futuro
Hace 50 años fue expedida la ley que “creó las Juntas de Acción Comunal”, verdadero potencial social ido a menos por la politiquería. Sin embargo, sus cuatro millones de afiliados merecen mejor suerte: capacitación, organización, autonomía, participación democrática, economía solidaria, son las bases para garantizar su verdadero rol.
La lucha política por controlar y/o desvirtuar las Juntas de Acción Comunal, ha sido constante. Células del poder social, regadas por todo el país, son su potencial. Hoy el 70 por ciento de éstas operan en veredas, municipios y regiones. Apenas el 30 por ciento en áreas urbanas, concentradas en barrios de estratos populares y medios. La Ley 19 de 1958, que las reglamentó, fue una tergiversación histórica, conceptual y legal, apenas las institucionalizó invocando su preexistencia. Después de cinco décadas, las más de 60 normas promulgadas en estos últimos años tienen el propósito de controlar, cooptar, manipular, dirigir y vigilar la acción comunal y sus organizaciones sociales desde las juntas de base, las asociaciones municipales, las federaciones departamentales y la Confederación Comunal Nacional.
Se trata de una acción comunal que por ley ignora las tradiciones culturales y los acumulados históricos. No reconoce las expresiones de trabajo asociativo y comunal como la minga, la mano vuelta, la faena, el convite, las formas mutuales, las cooperativas, las congregaciones, los sindicatos, entre otras.
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